Este fuego inextinguible
que flota en mis pensamientos,
este fulgurar de soles
en continuo movimiento;
esta sed de lo infinito
que me habita por entero,
que me lanza a los abismos
de exploración de lo eterno.
Esta inquietud sin principio
que me encamina hacia un cielo
que no sospechaba el mundo,
que no es de origen terreno,
que trasciende a las galaxias,
a las distancias y al tiempo.
¡Comienzo a vivir mi vida
sin límites, por completo!
¡Soy ciudadano de un mundo
más brillante, rico, pleno!
¡Soy hijo de las estrellas,
del principio de los tiempos
y habitan en mi conciencia,
en cegadora incandescencia,
millones de firmamentos!
Soy un concepto infinito,
soy TODO y, al fin, ¡COMPRENDO!-
Eduardo Ritter Bonilla.