La luna (soneto)
Brillante y tirana en el firmamento,
la luna impávida, en su vuelo osado,
mira orgullosa su mundo plateado,
en su errático viaje por el viento.
Sobre el olivar a paso muy lento,
ilumina la noche en su ir, cansado,
robándole al campo su sueño helado,
la plateada esfera con su ardimiento.
El río moja su blanca cabellera,
y los juncos la peinan dulcemente.
Desnuda su hermosura sin decoro.
Y furtivo entre sombras el, la espera
y en el amanecer, el sol ardiente
teñirá su blancor con rayos de oro.
Carmen Pacheco Sanchez 14-7 2009