Nos refugiabamos en la dulzura
donde la sombra empezaba a reinar,
y con temblores de voces,
mas tiernas que el frotamiento de las hojas
Que cuando se enlazaban sobre nuestras cabezas
las haciamos confidencias de nuestras almas,
exasperadas de silencios
Nuestros cuerpos se unian como nuestras almas,
en un fervor olvidadizo,de las cosas que nos rodean
un candor paradisiaco presidia esos abrazos,
y,las nupcias de nuestros cuerpos semidesnudos
Tenian la bendicion del cielo luminoso,
que bañaba nuestras carnes,y ahogaba nuestras pupilas,
en el polvo de oro de las estrellas
Para seguir amandonos
buscamos el seno obscuro de la noche,
mas delicioso y mas complice,
como notas armoniosas de nuestros besos!
Raul Toscano