Tú, acompañando mis deseos

Adormecido por las garras del olvido
encontrándome delineando siluetas
de fantasmales deseos habidos
Sin saber el cómo o el cuándo
cuando miré a mi lado, estabas tú
Sin esperarlo, te sentí conmigo
El tiempo, cómplice, se detuvo
el calor, producto de la cercanía
o de un deseo mantenido vivo
como empujado en una especie de ósmosis
hacía ver que las aguas niveladas
permitían el reflejo sostenido
de carencias que llegaban al final
Quisiera repetir algunas frases
de aquellas que hicieron huellas en el camino
algunas palabras de cariño, gemidos
No lo logro. Quizás reinó el silencio
No me extraña, a veces sucede
que una caricia es una palabra
una mirada es un te quiero
un gemir es nuestra parte sagrada
un abrazo es el conjuro necesario
para hacer vivir una pasión
Que en un rezo, frente al amor
la pareja que ofrece sin remedo
pues la entrega cada vez es única
Paseando mis recuerdos en el momento
detallo que el Sol se entregó sin condiciones
y una tenue lluvia de incontables gotas
que podrían armar y conformar
millones de collares de perlas cristalinas
acentuaba con su caída la música
que aún mantengo en mis oídos
Sé que otras veces te había visto
que tu cuerpo entero con mi mente
lo he varias veces en detalle visitado
Y sin embargo, todo, no sé cómo
me pareció nuevo, extraordinario
Y es porque eres mi deseo preciado
eres el bocado que saciará mi hambre
y el sueño que debe ser mi verdad Samuel Akinin Levy