Cruza el aire alegre y vivaz. Con sus graznidos rompe el silencio. Con su vuelo siempre en el mar, con el buen tiempo. Alegran el cielo, alegran el mar. Desde mi ventana las veo pasar, cruzar el cielo.
Cuando está malo el mar, vienen a tierra porque tienen miedo. Buscando paz buscando consuelo,
hasta que el mar mejore, para luego volver, porque allí esta su vida, junto a la de los pescadores. Pero una mañana la pobre gaviota... Quiso volar como hacia siempre,
pero ya no pudo, su ala estaba rota.
Ya no puede volar, mi pobre gaviota. Desde mi ventana siempre la veo,
con su mirada triste contemplar el cielo. Ve a sus amigas volar a lo lejos. Le saludan, la visitan, le dan consuelo y ella responde... Limpia su ala cada día con gran esmero,
con la lluvia fina y suave que Dios le envía desde el cielo.
Extiende sus alas en el alto.
Mientras una permanece erguida, la otra...
Va a ras del suelo.
“ Pobre gaviota” Ella no sabe, que con su ala rota...
Ya nunca podrá volar.
Ni acercarse a la orilla, ni volver al mar,
“ Pobre gaviota”
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