(y que no marchite de por vida)
Primer paso:Seleccionar en el mar negro de las malas compañias, las peores.Para reconocerlas basta saber que son aquellas en que uno desconoce que pertenezcan a tal categoría.
Segundo: dar el sí en el altar, en la Meca de los grandes errores.
Tercero: Adentrarse en los mismísimos infiernos, sin llevar mas extinguidor de fuego que las propias lágrimas.
Cuarto: Tener desarrollado el amor por la naturaleza humana, pero carecer de todo conocimiento en la materia.
Quinto y último elemento: para lograr que la rosa negra crezca y se extienda en el jardín de las pupilas, no olvidar por nada del mundo que si el gajo nos prendió airosamente, hay que continuar regándolo en los ciclos desaconsejados de poda, riesgos, y reproducción, seleccionando otras manos similares en su calidad de sepultureras que sean sumamente hábiles en esta cuestión de tornar la blancura de la rosa en un sello negro, sin pedir perdón.
Información extra: Si su deseo es ir retornando al color original, sírvase una buena dosis de voz poética, propia o ajena, resulta igual de efectiva.
MM-2010