Tu cuerpo, tu cara, tu piel,
se cuajan cual quimera en mi piel,
se disipan como la bruma
al ser tocada por un rayo de luna
y el suave sentir de tu tocar,
se pierde al intentarlo recrear.
Eres como el viento andante que vaga,
que pasa, toca el corazón y se va
dejando solo un vacío helado en el alma.
El verte no estando presente
es ver estrellas sin halo,
es jugar con el tiempo
a esconder y buscar lo pasado.
Caminar con trémulos en la cabeza,
respirar con un halito en el corazón,
es vivir reprimiendo la razón.
Tu cuerpo, tu cara, tu piel,
se tornan tan dolorosos
que soy por ellos tierra desierta,
un rio de sensaciones inciertas,
inicio de un vacío sin fondo,
arremetiéndome y remarcándome
la muerte de mí esencia.