A mi hijita, no tengo que pedirle algo distinto que a los demás, sólo que me supere en rectitud, enseñarle que en este mundo lo que dignifica es el trabajo, sea cual sea éste, y que cada cual creen en Dios a su manera,
Que lo mejor es vivir siempre con la inocencia de un niño, y la humildad del insecto, y tener gozo del premio merecido a su momento.
Que si no me entiende, debo pedirle que me busque, incluso en las nuves y ahí estaré.
A mi hijita debo enseñarle que cuando el amor es verdadero no existen fronteras, razas ni color de piel, que las mentiras siempre salen a luz y que la esperanza se fortalece a medida que uno lucha por llegar a su objetivo.
A mi hijita debo demostrarle que nuestra lejanía no es porque no la quiera, sino porque la amo y quiero una vida mejor para ella.