Otra vez en rico fuego amaneces.
Con la voluntad firme y tan constante,
Me quemo de amor en llamas de amante.
Has hecho diana en mí, de nuevo creces.
Dulce aguijonazo al alma, que a veces
Dio, más no como ahora de radiante.
Si ayer parecía oscuro y tronante
Con su luz mi felicidad acreces.
¡Ay, que prodigio guardas en tu aljaba!
Tan solo me heriste con una flecha,
Por ti ciego Dios, he visto que la amaba.
Hoy no hay penas de pasada cosecha,
Recojo la alegría que sembraba,
Cuando pensaba en ella en cualquier fecha.