Ayer yo me dormí con la esperanza,
tejida enteramente entre tus brazos.
Hoy duermo con el alma hecha pedazos,
mirando aniquilada mi añoranza.
La fuerza que me queda, ya no alcanza,
para mirar como antes los ocasos,
y ya que mis latidos son escasos,
la vida se me escapa sin tardanza.
Perderme acaso quiero en lontananza,
y no dejar un rastro de mis pasos,
ni el mínimo vestigio, ni semblanza.
Pues ya que aquella hermosa, que en pedazos,
aniquiló mi anhelo y mi esperanza,
tan solo me recuerda mis fracasos. 9/10/2006