Sabes, hoy estoy bien, me encuentro escribiéndote en la soledad de un cuarto oscuro y con la única compañía de una canción hermosísima que me recuerda tu infinita mirada y tu eterna sonrisa.
Sabes, en este momento de soledad me encuentro atrapado en la hojarasca de los recuerdos de mi vida y en todos ellos está tu nombre escrito con letras de amor eterno y pluma de entrega, sin embargo desde tu partida me he tenido que acostumbrar a la difícil idea que no estarás más en ellos.
Sabes, a veces me siento triste por no tenerte más a mi lado y porque no te puedo ver más a los ojos como ayer, pero he aprendido a mirarte con mi alma.
Sabes, siempre te recuerdo hermosa, eterna, feliz y con una sonrisa infinita que me lleva a un mundo de felicidad porque sé que navegas invicta en el camino de tu felicidad suprema.
Sabes, eres un destello en mi mente pero eres la luz eterna en mi corazón.
Sabes, hoy estoy haciendo lo que me dicta mi corazón, lo que aprendí de ti, es lo que soy.
Sabes, tu recuerdo es una fragancia exquisita que me envuelve cada día como un manto de impolutas rosas que me recuerdan que debo vivir cada día con dignidad y temor al Ser supremo.
Sabes, desde que te fuiste sólo espero volver a ti y poder decirte desde la eternidad: Te amo mamá…