Después de más de diez horas de duro trabajo,
llegar a casa,
quitarse esos zapatos sucios y rotos,
y notar el agua tibia calmando tus pies. . .
es casi como un orgasmo.
Poco me importa ya algo,
canto en la ducha sonriente,
me hago la cena mientras me bebo una cerveza,
la cena me sabe a gloria,
y no,no es caviar,
no es un gran bistec,
no,
son un par de hamburguesas,
que entre rebanada y rebanada de pan,
queso,
ketchup
y algún que otro simple ingrediente,
me saben a puro lujo.
Mañana será otra historia,
a las siete y cuarto sonará el despertador,
lo alargaré diez minutos,
y me levantaré con prisa,
luego me esperan mis herramientas,
las brochas,
el rulo,
la espátula,
la pintura,
etcétera,
pero este,
este es mi momento,
este es el instante en el que solo necesito un sofá,
un cigarrillo,
y alguna tontería que escribir.
Hazlo sencillo,
no compliques lo que no tiene solución. . .