A caudales bajaba la vida,
la luz,
en mis ojos paraban su trepidar,
ahí quedaba su fuerza,
su aire,
su nube de resplandor.
He sentido como atravesaba el aire,
vuestra aturdida mirada,
de personas que vivian en paz,
y como habeis visto truncada,
vuestra primavera ante la vida,
truncados vuestros sueños de cada dia.
A caudales llegaba a mi vuestra sonrisa,
envolvíais mi sombra,
mi piel,
como un torbellino salpicando la noche,
me sentía hombre con un sentido,
observador asombrado,
de vuestro destino,
tenía un andar mi camino,
mi navegar flotando descalzo,
por estas nubes de cada dia,
por este espacio llamado vida.
Asesinos,
disfrazados de terroristas,
de hombres de Estado,
que justifícais guerras,
de ejecutivos que vendeis armas,
asesinos de violencia en los corazones,
que apagais la vida,
la sonrisa, el amor.
Asesinos,
que os habeis llevado los sueños,
de tantas vidas ya apagadas,
pedregales áridos de recuerdos emboscados,
aturdidos por la atrocidad,
por esta tristeza desconocida,
extraña,
como una caida repentina,
como un alto en el camino,
pero aqui sigo
esperando que vuelva la vida,
la razón, la paz,
que vuelva la sonrisa.