El amar y el querer
son dos cosas muy distintas,
porque en uno das el alma
y en el otro te apasionas con prisa.
Cuando amamos de verdad
nos cegamos sin querer,
y vivimos para ese alguien
entregando nuestro ser.
No nos importa el tiempo
las horas ni los días,
solo deseamos vivir inmensamente
toda nuestra alegría.
Alegría que se apaga pronto
si no estamos cuidando de ella,
porque el amar se alimenta
del alma y la esencia de ella.
El querer es más simple
no es más que un apasionamiento,
que vivimos y pasa pronto
sin tan siquiera quedar el recuerdo.
El amar deja huellas
difíciles de borrar,
que solo el tiempo se encarga
de hacerlas por ratos olvidar,
y por ratos recordar.
Recordar todo lo bello
que llegamos a vivir,
con un profundo amor
y un bello sentir.
La vida es un primor
de alegrías y pasiones,
que solo para entonces
alegraba nuestros corazones.
Si quieres no amas
y si amas deseas,
sentir en lo más profundo
del ser amado sus huellas.
Huellas que marquen por siempre
el sentido de nuestras vidas,
y que solo el tiempo borre
si llega una despedida.
Por eso el que llora ama
por eso el que ama sufre,
porque el querer pasa
pero el amar en tu alma se hunde.