Las luces reflejan la acera húmeda, un silencio sepulcral arremete indefinidamente, contra los muros de mi alma, sinrazones estériles manchan trémulas, los añiles vestigios de un pesar insolente, el último tango se escucha en la vieja estación de un parque inexistente, el lúcido embeleso de aquella pareja, que siente las miradas, del mundo que los rodea, en apariencia, la magia del círculo que de vicios se esfuma, cuando nada lo cubre, versos concretos, ardides afables, lugares comunes y la amplitud desmedida, de cualquier intención de volverme a tus sitios, luces atadas...prosas desiertas.