Manos rayadas que gritan experiencia,
craqueadas de tantos golpes
que debió de soportar.
Largas y delgadas,
que le fueron necesarias para escabullirse
entre la multitud,
para encontrar su camino.
Pálidas y venosas,
que dejan ver a través
como un espejo de vida puesto en tierra.
Suaves y sumisas,
que esperan recibir afecto
al roce de un extraño
que les aprecie por su indudable rareza.
Habilidosas y creativas,
que arrastran tradiciones ancestrales
al construir con ellas su visión del mundo.
Curiosas y táctiles,
que se arriesgan abordar aquel sentir
entre sus dedos
adueñándose de las texturas irregulares
de montañas sin fin.
Firmes y rígidas,
para aguantar aquellos dolores de cabeza,
tras sacar cuentas en altas horas de la madrugada.
Esas manos que tanto te avergüenzan
son las que gritan sabiduría y respeto-
Son las que permiten leerte como una lupa
a letras pequeñas
y apreciar tu madurez a tan pronta edad.
Esas con las que has aprendido a bajar,
cuando la vida te ha dado motivos para subirlas
y desencadenar tu instinto animal.
Manos lejos de la perfección,
que te hacen ser natural,admirable y real.
Son tus manos las que conforman tu recorrido,
tu historia
aquella que una vez viviste
que aunque no quieras contar
la veo en tus manos.