Tu amor, esos
puentes quebrados
fatales precipicios
que desatan la palabra
dolorosamente cincelada
luego
silencio, silencio
y la espera, sepultando los días.
Tu amor,
tierra intransitable
que se traga los pasos,
cansancio que no se disipa
multiplicación de dudas tambaleantes
proposiciones sin condicional
donde se despluma la tristeza
y anida la sombra de lo perdido
Mi amor,
vertiente de fracasos,
donde se fusila el sueño,
y reposa melancólico el olvido.
Que quedará de nosotros,
sin un entonces,
sin un después,
sino alcanzan las ganas
para frenar este derrumbe
de voces distantes,
donde crece altivo este muro. Miriam E. Mancini