Cara de invierno
suelas de lodo,
fuí a comprar estrellas,
Nadie saludó a mi paso.
El callejón se quejó,
y me aventó sus vidrios de caricias,
En la noche, premiaron las guitarras,
manirrota,
aturdida,
mentirosa,
y solemne.
Seguí mi camino,
seguro de mi sed,
con las palomas heridas,
vestida de escalofrío.
Enferma de mañas,
la tarde abrió sus manantiales,
sobre la ciudad,
el corazón palpitó.
Yo concesione el otoño,
servidora del vino,
decidí callarme,
meditando mis mentiras
y contando las heridas.
8/27/06
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autor sagitaria del mar
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