Rueda, gira, se vuelca, retrocede y acelera.
Alimento del sol y de ser, alimento de deseo y de edad.
Así eras; así de quieta y provocativa,
así eran tus senos de durazno y espejismo,
esa miel morena del pasado.
Este es el instante,
apresuraste la sangre y el grito para defender a tu amante.
Cara de selva y mirada caída por el pecado,
ese frenesí de abandonar la promesa sagrada de los héroes.
Te gobernó en silencio,
te arropo de carne y necesidad,
crispó en ti el semen presuroso de su huida;
dejaste pasar los años y tu cuerpo,
rompiste los besos y la salud quebrantable,
tus manos se rasgaron como la madera frente al fuego,
el pervertido esperar de mi infancia ante tus días.
tu cuerpo prolongado en donde dibujé los vaciOS trémulos de la carne.
Esa mentira exacta que te ofrezco mientras amamantas la dulzura y la verdad.
Esa disculpa propuesta por mi mirada intranquila mientras me sublevo a tu rol de señora.