Ella me dió tantas cosas, las guarde para no olvidarla nunca,
nunca le mentí, el cielo mismo sabe que lo que dijo es verdad;
un día encontró en mi amigo la palabra, para ella, justa;
abíó los ojos, y olvido el camino de vuelta a casa,
parecía que moría, creí que era una broma, ese día me fuí lejos,
muy lejos, y comprendí, que no es suficiente dar amor,
que la mascara está,
quize escribirle a mi amigo,
porque las ideas cruzaban intensamente por mi pecho;
hasta que lance mi último suspiro
estaré agonizante
esperando la estocada que mate a mi contrincante.