Hoy la escuché, que maravilla,
Hoy la dicha de hablarle
grande, grande fue.
Ahora de noche es ya
y paso a paso encuentro
el camino a casa.
Paso a paso me aproximo,
ya casi llegó a la dulzura
nocturna que me da la almohada.
Se regocija mi alma al adivinar
el sueño, sueño acariciador,
reconfortante y juguetón,
que no sabe de tristezas,
de abandono, de dolor.
Sopor que permite
mirar, sentir, acariciar,
y probar un sabor más dulce
que la soledad.
Almohada mía, mi fiel aliada,
gracias por vestir mi vida
de fiesta y algarabía
jv/29/07/05