Señor, con tu divino
y ardiente amor que todo vivifica,
inunda mi camino
y a mi alma santifica
que ansiosa de tu paz te glorifica.
¡Oh luz perenne y pura,
inspiración del alma que te añora!
con celestial dulzura
tu gracia redentora
me lleve a tu morada bienhechora.
Mi corazón exulta
de gozo contemplando tus amores,
por más que se le oculta,
en medio de temores,
tu brillo de radiantes esplendores.
Mis labios te proclaman
Señor y te bendicen jubilosos.
Yo soy de los que te aman,
yo soy de los dichosos
donde tus maravillas se derraman.
Yo soy de los que cantan
con inefable voz tus potestades,
de los que se levantan
y anuncian tus verdades,
aun en el rigor de tempestades.
Protégeme, Dios mío.
Tu diestra me sostenga poderosa.
Mantén tu señorío
en esta peligrosa
carrera de mi amor vertiginosa.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC