Suplicante me miraste,
que a tu lado me uniera,
como habría de negarme,
ni loco que estuviera.
Más así me has juzgado,
loco, demente, sin razón;
sin cordura, olvidado,
¡que locura, que obsesión¡
Hasta un ciego vería,
lo que mi corazón siente,
hasta un sordo oiría,
que mi boca nunca miente.
En mi mente llevo su nombre
en mis labios su enseñanza,
en mi alma el verdadero hombre,
que a mi vida dio esperanza.
Y aun así no han creído
que tu palabra he escuchado,
que tu camino he seguido,
y que busco estar a tu lado.
¿Quién es loco y demente,
quién simula falsedad,
que me acerca y detiene,
que me quita libertad?
Si seguirte es locura,
cuantos lo hemos de estar,
más nada eso figura,
nada que no pueda cambiar.
Si seguirte ha sido causa
de vivencias y dolor,
no es tampoco una pausa
que modifique algún error.
Que difícil es entender,
que llegaran a aceptar,
más lo podría llegar a ser,
si truncaran mi soñar.
Dios escogió para mí,
un destino que tomaré,
y ante los ojos del mundo
a Él seguiré.