Padre nuestro, aunque no este echo el A.D.N.
Y los misiles caigan como bendiciones,
Abríganos de pájaros negros
Y de aviones norteamericanos.
Que estas en los cielos, aunque los cielos sean de otros
O a penas un triste mural salpicado por manchas (de sangre)
Despójanos de malos pensamientos
Y de buenos traidores.
Santificado sea tu nombre y no la Coca Cola,
El celular, la T.V. satelital y la Internet,
Refúgianos de las tormentas del sur
Y del imperialismo del norte.
Venga a nosotros tu reino, aunque el rey
Haya sitiado la aldea y los plebeyos mueran de hambre,
Por las princesas y por nosotros
Deslíganos de esta monarquía terrenal.
Hágase tu voluntad y que no la tuerzan
Las denigrantes ocho cabezas del mundo
Y que sea la voluntad unánime de la América latina toda.
Borra huellas militares y croquis espaciales.
Así en la tierra como en el cielo,
Así en Ushuaia como en la Quiaca,
No permitas la deforestación de árboles
Ni la manipulación de personas.
Danos hoy el pan nuestro de cada día
Y no las noticias de los tsunami humanos,
Ni las sombras cotidianas, los almuerzos de hambre,
La ignorancia necesaria, los pecados globalizados.
Ayúdanos en las inseguras matemáticas de la vida
Y en los abc de la muerte segura.
Perdona nuestras ofensas, nuestra comida chatarra,
Nuestro correo electrónico, la música basura,
Lo insustancial de nuestras sustancias,
Perdona nuestra ausencia sin previo aviso
Y la presencia insoportable de recuerdos.
Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Con atentados certeros y guerras santas,
Con devaluaciones y corralitos,
Con venganzas leves y hambruna al por mayor.
Alístanos a tus tropas solidarias
Y hacenos más buenos y caritativos.
No nos dejes caer en la tentación
De vender la patria linda, ni su gente ni sus sueños.
Acolchónanos en tu dialecto sencillo
Y desarrópanos de extranjerismos superfluos, ok.
Líbranos del mal y del amor a corto plazo,
De los neutrales y los protones, de los moralistas inmorales,
De los presidentes corruptos,
De los poetas que escriben la miseria,
De las noches sin estrellas,
De los cielos con helicópteros.
Hacete humano por 24 horas
Y llámanos hermanos
Pero que no sea por mail.
Amen.
Estimado colega: Has plasmado en este poema un retrato de cuerpo entero de nuestra triste realidad contemporánea en toda latinoamérica y, probablemente, en el mundo entero. Felicidades.