He tenido que esconder del corazón todas mis flamas
Y dejar que llueva a golpes despojados de guitarra.
Que me abrace en silencio el carcelero por las noches
y que no te pueda ver para que no me tapes a reproches.
Acepté la penitencia, austera de aquellas reinas;
a vivir en claustro viejo, bordando mil quimeras,
aunque ya sé que tu mano no se enlaza con la mía
Y que solo soy la que abrí alguna vez tus alcancías.
Beso pulcro que robado a la entraña de la tierra
prisionero de mis manos, de mis ojos, de mi boca,
Como luz que siempre toca, sin habértelo obsequiado
Se quedo durmiendo en llanos, y se fue como la alondra.
Deslizando sus manitas hacia ríos de agua viva
donde nacen y se visten de azul en cada estrella
Y se ríen , y descansan y se vuelven tan viejitas
renunciando a quien amaron, renunciando a la risa
caminando en el desierto, sin oasis y sin prisa
sin timón ,sin capitán, sin que halla mar o ni vela
solo con un agreste paisaje ,formado por el silencio
que queda por todo reluciente equipaje…