Triste te vi ese día,
Tu boca fue muda respuesta,
Y mi sufrir cerró mi alma,
Y la prudencia no hizo pregunta,
Sin embargo tus ojos he visto,
Cual cristal que en invierno,
Condensa el rocío,
Llenarse de lágrimas,
Que lavan tú tristeza,
¡Ay pequeña mía!
Que duro es el amor,
Cuando se ama y lo dejan…
O te ves obligada a dejar,
Pero siempre ten presente,
Que tú sólo comienzas un camino,
Que tendrá cardos y ortigas,
A toda la vera del recorrido,
Y si amas con pasión,
Podrás ver rosas y amapolas,
Cuando el hombre que te merezca,
Llegue a ti a solas,
Será entonces ese día,
Que las mismas lágrimas en tus ojos,
Serán ahora de alegría,
Y verás que ese amor duro,
Que tu llanto hizo florecer,
Cambiara a los ojos de ese ser,
Que sin saber que su abandono,
Te dio ventaja en la vida,
Por qué tú tendrás a quien amar,
Como le amabas a él,
Sin embargo él jamás,
En ninguna mujer,
Encontrará tu mismo ser.