Era un día de verano, cálido y sin brisa,
su voz, sus ojos, su sonrisa, su alegría,
la encandiló, la enamoró, le devolvió la vida,
su magia, su pasión, asomaron sin ser vistas.
Un cuento, donde nunca nadie los veía,
una ilusión que al atardecer moría,
besos encantados y abrazos sin prisas,
te quieros encendidos, lágrimas de melancolia.
Felicidad en instantes, versos en sus días,
tanto amor guardaron, que perdieron sus vidas,
tantos recuerdos!, que olvidar no querían,
formando corazones, eternizando agonias.
En la distancia crecen sus lunas frías,
bailando en la oscuridad, luchando con heridas,
surcando dudas, sin saber si se querían,
soñando cada noche, con un amor que nunca moriria
Amor, palabra que crece y crece, sin poder olvidar, sin querer olvidar, magia y locura que nos hace respirar, vivir, morir tal vez, si no está. Ni el tiempo, ni la fuerza, no pueden borrar un amor verdadero, un amor eterno, un amor de verdad.