Un suspiro en la noche

Los hijos de mi alma se fueron surco arriba,

fue una de esas noches de estrellas y osadía,

la soledad se hizo hermana de la lujuria viva,

quedando absortas en una apacible picardía.

El silencio de la sombra intrépida fue testigo mudo,

quedamos parcos y solitarios en el camino ignoto,

nadie sentía el susurro del deseo manso y devoto,

fueron charadas nocturnas con quien nadie pudo.

El brote del apetito reinaba como sollozo desvanecido,

el amor, tesoro pagano, quedó hondo en la opacidad,

no hubo escapes sólo musas y en la noche un suspiro,

fue sorda ante los rumores de excitación en la oscuridad.

Así subsistió la tiniebla y la luna como una diva,

el día no quiso abrir su boca para darle un beso,

todo fue como un canto de ángeles y embeleso,

así los hijos de mi alma se fueron surco arriba.