.
.
Muñeca.
Moviendo una ínfima colita,
Que el glamur le cercenó,
Y su figura formó,
Como pequeña ovejita,
Tierna y cubierta de lanas,
Solo purezas, tu emanas.
Cuando muy atenta miras,
Con esos claros ojitos,
Pareciendo que me hablaras,
Para entenderte a poquitos,
Pareciendo me enseñaras,
Tus venturas cuando giras.
Y te vuelves juguetona,
Todo lo vuelves recreo,
Con un saltito me entero,
De tu cariño sincero,
De tu carita que entona,
Un arrumaco o un deseo.
Cuando tu lengüita sacas,
Luciendo un tenue escarlata,
Sobre mis manos la posas,
Como caricias emulando,
Con ternura dulce y grata,
Como un capullo adornando.
Es mi french poodle champaña,
De color claro y cremita,
La que siempre me acompaña,
Como escolta primorosa,
La que me calma una cuita,
Con su conducta de oro,
Con su figura preciosa,
En casa es un gran tesoro.
En este mundo inclemente,
De guerras, envidia y penas,
Nombro un adagio que reza,
Y al parecer no es un yerro,
Y entre sus lineas expresa,
ENTRE MAS CONOZCO A LA GENTE,
MAS QUIERO A MI PERRO.
Pero hay muchas exepciones,
Porque personas muy buenas,
Tambien las hay a montones.
.
.
.
Don Caicedo: No sólo excelente, sino sencillo, comprensible; un gran poema; buena rima aunque de versos libres. Es Ud. mi maestro. Saludos, Giovanni