Con la presteza que asoma el sol en las mañanas.
Con la prisa del ave que regresa a su nido.
Con la intrepidez de una lluvia de verano.
Así llegó tu amor, a mi corazón vacío.
Me hizo ver el arco iris entre los grises,
y descubrir que es triste el canto de la alondra,
me enseñó a olvidar el ayer, y que no hay mañana,
y a disfrutar de su mano, en una noche estrellada.
Sentí en mi pecho duplicarse los latidos
y un arrebato que consumía mi calma,
cada vez que sobre mi, su mano él posaba,
y comencé a sentir de amor henchida el alma.
® Susana Valenzuela
24-03-10