Ahora que siento en mi alma la pena
me ahoga el silencio, en este dolor
y muere la tarde muy triste y vacía
de ver otro día, llorarle a mi amor
¿Cómo pudieron robarle su infancia?
cuando era en la tierra, un santo de Dios
el cual había venido, a través de mi vida
para darnos cariño . . . del tesoro de Dios
No lo supieron ver cuando estaba
bajo la luz, y la imagen de Dios
pero a los cielos, volará su dicha
hasta encontrarse, con el rostro de Dios
Toda la dicha, la vive en los cielos
y eterna y larga, su vida será
pero pronto el destino tendrá su final
y entre sus brazos un día, mi paz estará