Busco mis raices,
entre el olvido del pasado,
en mis venas galopa el fulgor indomito
de mi pueblo abandonado,
removido de sus pies descalzos,
para darle zapatos,
para que con sus huellas olidadas
en el cemento,
queden arrumbado en cualquier población.
¿Pero que haremos en la ciudad?
¿Donde veremos crecer nuestras huertas?
¿Donde chicotearemos al manzano?
¿Donde plantaremos nuestro árbol sagrado?
¿Donde dejaremos el telar de la abuela?
que esperanzada ayer nos enseño a usar,
ya no seremos los mismos,
ya pronto olvidaremos nuestras leyenda,
y aprenderemos otras,
que no hablan de nuestro ayer,
ese glorioso antes de que nos compren,
las huellas descalzas,
dibujadas con la luz de la luna,
con los dedos enlodados de dicha,
que ahora en zapatos mendigas,
por la ciudad con la esperanza,
de que algun día, vuelvan a su feleidad,
y sean huellas descalzas,
dibujadas en los charcos de su propia tierra.