“Qué extraño que ignorases, precisamente tú,
que hay vidas cuya entera duración
se alimentó de un beso, un solo beso
que desde la memoria las sostuvo
a través de los años, las penas y la ausencia.”
( Miguel d´Ors, “Sol de Noviembre)
El Gran Estallido de aquel beso se esparció
taciturno en el camino;
en el camino que aún sigue,
en su luminoso silencio,
caminando.
Tu recuerdo anda esquivando
los añicos esparcidos por el tiempo
de aquel frágil beso
de cristal.
Mi recuerdo se tambalea,
pero se va incrustando esos añicos
para calzarse un dolor
que avive su andar
en busca de otro recuerdo.
No te quejes, mujer,
por lo menos limpio nuestro camino.
Y, si al volver la vista atrás,
tu recuerdo te dice que no quiere volver
a pisar este camino, quizá
sea hora de escuchar
a ese nuestro recuerdo
“nasciturus”;
de escuchar sus pataleos
por salir a la luz
en un futuro.
Te dejo ser su doula,
que tienes experiencia den dar ciega luz
a los pasados,
especialmente a los que han agujereado de negro
a mi tiempo.
Esta nueva creación merece un nuevo
“Big Bang”.
Pero me bastará un nuevo beso
Que no eclipse a las estrellas fugaces
Con su silencio.
Necesito blanquear mi negrura en un nuevo
Big Bang” centrifugado:
el tiempo siempre ha sido culpa del Amor.
¡ Ojalá pudiera centripetar el Amor!
¡ Ojalá pudiera, simplemente,
Volver a ti!