La luna acciono su linterna, eso nunca olvido
Sobre nosotros de adrede, su luz direccionó
al instante descubierto, quedó nuestro nido
y al vernos como Adán y a Eva, maliciosa rio
al mirar nuestro asombro, bajo la intensidad
una leve sombra, oculto nuestra desnudez
apago la lampara, para que nuestra intimidad
no se interrumpiera, y lo hiciéramos otra vez
ya después que habíamos, el acto terminado
asidos de la mano, a nuestras casas fuimos
comentando sobre lo que nos había pasado
y encendida su linterna, de nuevo la vimos
al separarnos, la despedimos con la mano
de nuevo sonrió y su lámpara, en el instante
de nuevo apago, diciendo, todo sigue arcano
pero dejen los observe, de ahora en adelante