¿Para quién canta el ave? ¿Para quién cuando canta?
¿Para quién sopla el viento que remueve la fronda?
¿qué caminos inéditos va trazando la alondra
en sus mágicos vuelos cuando el sol se levanta?
¿Para quién son los versos que mi espíritu exhala
en suspiros fugaces plenos de exaltación,
y esta oscura dialéctica donde mi corazón
a la vida que pasa más y más me apuntala?
Entre sombras y luces voy tejiendo guirnaldas
de ilusiones efímeras y de rosas de fuego.
Son clamores mis versos, es un grito mi ruego
y el amor como fardo va sobre mis espaldas.
Descendí de los cielos en brillante cometa
aherrojado y herido contra mi voluntad.
Con el alma sangrando quise ser un poeta
y en la flor de tus besos encontré mi heredad.
¿Quién pudiera explicarme que el poeta es innato
y que un genio lo habita, que ya viene con él,
y que todo poema más que nada es un trato
entre el alma que añora de tus labios la miel?
Es un pacto solemne de tu vida y la mía,
irrupción de ternura que violenta mi ser;
profusión de ansiedades y de melancolía
una forma de amarte ¡oh divina mujer!
Yo nací para amarte. Para tí van mis versos,
para ti que eres fuente surtidora de amor.
Para ti que contienes todos los universos
con la pródiga dosis de un constante dolor.
Musa: flor, mar, desierto, lluvia, viento, rocío.
Todo tú lo contienes. Eres síntesis pura
de mi sueño inquietante, de mi sueño tan mío
de mi gozo más sólido y de mi desventura.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC