Vergüenza ajena

El racismo y su vigencia se comprueba sin clemencia, al vetar la existencia de quiénes tienen consciencia... ¿para un futuro mejor? Es notable la indiferencia por la vida del emigrante; que para cultivar emigra a éste país delirante. La manera aberrante de tratar a un semejante, de vetar sus ilusiones y matar sus pretensiones; son vestigios de racismo, de abuso y egoísmo. Todos los que despojan de vivir para laborar y a sus familias ayudar en sus paises de origen, al que trabaja sin tregua bajo el sol, bajo la lluvia, en surcos de un sembradío; los que cruzaron el río, para entregar su sudor y que todos en nuestras mesas disfrutemos del esplendor de frutas, de vegetales, viandas y otras cosechas, no saben lo que representa el emigrante en cuestión. Vergüenza siento y me opongo al descalabro racista. ¡Que deporten a los maleantes, a los narcotraficantes, al que roba y asesina, no al decente emigrante.