Emana de tus ojos un mandato certero
que escribiste en mi pecho como una letanía,
tal vez como un destino que a mis instantes guía
o la diana azulada de un ignoto lucero:
Buscar tu corazón, mi amado derrotero,
dibujado en el intenso azul del alma mía,
en la ruta secreta, amor, con que me inspiras
este tenaz ardor, amor, con que te quiero.
Yo sé dónde encontrarlo, amor, el cielo entero
me dictará en arcanos con dulce poesía,
o con un cántico dulce, la inexorable vía
para llegar felices al magno paradero.
¿Tendrá tu corazón ardiente desespero
cuando al paraje llegues de mis horas perdidas?
¡Estará junto al mío en la excelsa vigilia
del presagioso ardor, amor, con que te quiero!