Talvez esta sea el último poema que tú me inspira.
Nuestro amor no es prohibido, ni tampoco imposible.
La decisión es nuestra, pero debe ser indeleble,
debe ser definitiva y perentoria, que nunca no vira.
Mientras jugamos, en la fantasía de la adolescencia,
nos zambullimos en los sueños, más hermosos de la vida,
¿Se amo tantos como nosotros alguna vez,
así sin medida?
Un día repentinamente salimos, del medio de la cadencia,
cuan grande fue nuestro asombro,
al volver a la realidad.
Pues no podrías vivir donde yo vivo,
según tu decisión,
yo también estoy conforme donde vivo,
según mi visión.
Tanto amor, lo que era todo,
ahora no es nada y es la verdad.
Nos confiamos tanto,
nunca hablamos de futuro, llego el castigo,
Entonces ya nos fastidia estar juntos, menos hablamos de amor.
Concluyo la cadencia de nuestro tiempo,
ahora adiós sin rencor.
Te veré algún día, y no te hablaré de amor,
pues solo seré tu amigo.