La noche se presento sofocante,
Mi tristeza en un cigarrillo se calmo,
Giré mi vista de lado,
Y tú cuerpo me cautivo,
Sutil figura de bellos contornos,
Fiebre de pecado me provocó,
Deslice mis manos por tú espalda,
Sintiendo un suave y fino temblor,
Imaginé mil delirios alocados,
Con mis labios tú cuerpo rocé,
Y tú temblor fue terremoto,
En una noche que jamás imaginé,
No deje lugar de tú cuerpo,
Con mi lengua sin recorrer,
Y tu respondiste jadeante,
Satisfecha con mi querer,
Finalmente te poseí como antes,
Como un torbellino al amanecer,
Entonces tu voz excitada,
Como un susurro a mi oído habló,
“Yo no quise hoy pelearte
Un mal día tuve yo,
Gracias por amarme,
No dejes de hacerme el amor”
La noche se transformo en frescura,
Y en mi pecho te acune,
Los dos quedamos dormidos,
En mis sueños te soñé,
Recordé cada rincón recorrido,
Y la forma en que los besé,
Por ello llegó mi desvelo,
Y nuevamente te desperté.