Imagínate; un día, tú y yo solos tomados de la mano, caminando, corre viento pero no hace frío, los hilos de tu pelo flotando, gente a todos lados nos mira, tus ojos azules parecen el espejo que refleja la inmensidad del cielo; la piel sudosa de tu cuerpo oscurecida por los rayos del sol que a diario buscan acariciarte. Imagínate; una tarde, juntos otra vez sentados en una terraza, sobre una mesa dos vasos y en ellos el néctar dulce; mis manos en tu cintura enlazándote con ternura, música suave en el aire, silencio roto sólo por el canto, observando quietos y asombrados la belleza del atardecer. Imagínate; una noche, tú y yo de nuevo recostados en un sofá tomados de la mano, besándote, aspirando de tu cuerpo el perfume que tiempo atrás me cautivó; poca luz, buscando tranquilidad, tu figura bella dominando el cuarto, tus brazos, tus piernas excitantes, tus besos, tus caricias ardientes, nuestro amor tan apasionado. Imagínate; una mañana, tú y yo abrazados, tendidos en una cama, nuestra cama, tus senos descansando en mi pecho, el cabello sobre tu rostro alborotado tus pupilas todavía sin mirarme, nuestros cuerpos a medio cubrir; tus piernas enlazadas con las mías, mis manos que te acarician, y, durante mi camino veo tu cuerpo y con la partida nace la rutina.