Volver al encierro, a ese camino de muros y paredes, de férreas rejas, salir a caminar por última vez la libertad del alma, los voceros de mis nimiedades aturdidas, las cuitas y secretos que algún día pude abrir, que algún día pude decirle. Ya es demasiado tarde, simplemente me arqueo en los aires de la indiferencia, porque sé que estoy solo, frente al cádaver de un hombre que alguna vez sospechó asesinar a su dolor y entregarse a las riendas del futuro, y al volver el desastre, cual un longevo silencio de años dormido, vuelven las ruinas, no me tientes más señor del universo, que estoy peleado contigo hasta la muerte misma de mis mismos instintos, no me tientes a seguirte, porque sabes que amo la vida, la libertad y sus extensas razones de aggiornamiento contínuo, y si de volver al encierro me pesa la castidad de prohibir al poeta a expresar su amor, entonces callaré mis versos, pero sabiendo que nunca podrás alcanzar mis latidos.