Como una fuerza irrefrenable e inaudita,
en cada rincón mío, en cada semejanza
tus labios profundizaron en mis mezquitas
la historia de un sueño, que ya no extrañas...
Viviste el rocío de mis fuentes exquisitas
en cada gota de lujuria irreprochable,
con tus ojos brisas, clavaste en mis aristas
lascivas miradas que hoy quedan estables...
Me has hecho el amor y en cada pausa del recorrido
tu lengua acelerante, buscó mis letanías,
en medio de cada latir de mis postreros gemidos
en torno a esos halos, que ayer, hiciste poesía.
"...R.N..."