Caminando por esta ciudad, todo comienza a destruirse.
La cornisa de un rascacielos cae al lado de mis pies.
Yo que pretendía comprarte algo bonito, tengo que protegerme.
Y busco un rincón donde no sufrir más y dejar que esto pase.
Y todo está tan polvoriento.
No puedo respirar.
No puedo respirar.
Mi pecho repleto de pánico.
Sé que quieres que arriesgue por ti.
Y no hacerlo no significa que te quiera menos,
y tampoco que me quiera a mi misma por encima de cualquier cosa,
sencillamente no soy una suicida, soy prudente.
Y se apila el cemento.
No puedo caminar.
No puedo carminar.
Entre tanto muro.
Quería llegar a ti con alguna sorpresa agradable.
Quería que vieras que realmente me preocupas.
Pero he tenido que preocuparme por mi,
porque no puedo respirar,
porque no puedo caminar.
Pero estoy.
Estoy entre tanto polvo,
al otro lado del muro,
he pegado un grito para que me oigas
pero no puedo acercarme más.
No, en este momento.