¡Ay amada mía! ¿ Dónde estarás?
te busco en cada esquina de los rincones de la ciudad
y no te encuentro.
He preguntado por ti a los transeúntes mudos,
que navegan a contracorriente en los ríos humanos de mis caminos,
Y nadie sabe de ti,
Te has ido entre las sinfonías abstractas,
de mis pensamientos más profundos,
arañando las paredes de mi alma,
rasgando los tapices de tus recuerdos.
Las olas de tantos momentos vividos, rompen a cada instante,
en los acantilados desnudos de mi corazón partido,
erosionando con el pasar de sus oleajes,
la efigie ciega de mi esperanza oscura.
Recuerda amada mía que aún tu sonrisa de cristal
está plasmada en los rincones más ocultos de mi alma serena
y que tus besos palpitan entre las venas desgarradas de mi piel.
Hoy me siento tan solo, tan lejos de tu vida,
que no encuentro entre tantos caminos, el norte de mis anhelos,
te los llevaste con el aire gélido de tu partida
y el adiós silente de tus ojos aquella noche
En esta hora, la barca de mi amor se pierde en tu mar,
vaga sin rumbo fijo en las horas sangrientas de mi soledad perpetua,
escuchando en silencio, el grito ensordecedor de tu mirada lejana
que traen las olas que llegan desde el infinito del horizonte,
recordándome que te has ido para nunca volver,
para jamás regresar, como el tiempo no vuelve más,
como el río no vuelve atrás,
Como un día fuiste mía y no lo serás jamás.