Las hogueras se clavan en la noche
como dientes de luna llena,
entre ellas danza mi brujita,
resplandeciente como una tormenta.
Al hacer girar sus harapos
parece una rosita negra,
y se me hunde hasta el alma
la espina de su belleza.
Si en verdad sois malvadas
y podéis convertiros en bestias
despedázame con tus garras
o demuéstrame cómo besas.
Dónde están los calderos, las escobas,
dónde vuestra maldad arrugada y vieja;
Yo sólo veo un puñado de chiquillas
alborozadas como en una fiesta.
Quizá los peores brevajes salgan
de podridas y perversas lenguas
en las que acaba siendo lobo
todo el que no quiso ser oveja.
"No replicarás a tus padres,
obedecerás a tu esposo y señor,
te inclinarás ante los poderosos,
venerarás a tu dios".
¡Rotas, para siempre rotas! gritan sus pies
bailando sobre sus cadenas.
¡Loca, por siempre loca! se lamentan mis ojos
mientras me acerco hacia ella.
Y nos acariciamos como sólo se pueden acariciar
quienes ya en vida fueron almas en pena,
y miramos las llamas con la orgullosa fatalidad
de los que saben que un día acabarán entre ellas.