Mira al cielo,
atormentado,
y clavando sus rodillas en el suelo
lanza un grito
desgarrado
de dolor,
de desconsuelo,
implorando,
con la manos levantadas,
el milagro del regreso
de su amada,
suplicando,
por piedad,
ser escuchado,
el silencio se ha posado
entre sus manos
aún izadas,
la mañana
se ha quedado enmudecida
en el eco de un lamento
desgarrado,
la fé,en vivencias
construída,
se ha perdido,
vagamente,
en su mirada,
entre la tierra y el cielo
sólo un grito,de dolor, desesperado
..el ruído de la vida se ha apagado.