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Bajo la carpa infinita,
de un universo que irriga,
Con su flamante frescor
o calor como el hornillo,
Donde somos invidentes
o el mas digno lazarillo,
Sin detener nuestra marcha,
con tesón para que siga.
Allí..somos tan inmensos
y menudos a la vez,
Como la espiga y semilla
en su agreste convivir,
Acoplando galardones,
que asilan nuestro existir,
En la profusa opulencia
o el rejón de la escasez.
Y nos vamos adentrando,
sin los hitos rebasar,
Intentando el intemedio,
para no malograrnos,
Como una recia hormiguita,
mudando su inmensa carga.
Emulando su fiereza,
su valor, su gran luchar,
Para arrivar victoriosos,
para poder desplazarnos,
Por los senderos mas bellos
o por una ruta... amarga.
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Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!