El mar esconde misterios que el cielo revela
y llegando a tal perfección de espiritu y forma,
entre las nubes derrotadas de lágrimas profundas,
mi corazón se turba ante tanto amor y dulzura.
Allí, en el infinito vuelo pausado de mis alas
tenerte cerca es el premio de mi constancia,
por creer en aquello que en la vida no se palpa,
y por tristeza insana y ignorancia se acaba.
Ahora, me considero eterno, toda vez que abrazo
tu corazón aventurero, huido del vanal misterio.
Ahora te siento, en mis profundos adentros
dónde el tiempo pasó acurrucando tus recuerdos.
Tenía que volar para poder alcanzarte
e ignorante deshojaba el momento de partir,
sintiendo que en cada segundo te marchabas
pidiéndome que volará cerca de ti.
Insensato, incauto, quizás eternamente enamorado,
de la vida y de los sueños que no quise etender,
de la esperanza que pedías y querías compartir,
insensato, incauto, quizás eternamente enamorado.