Y YO LO AMABA TANTO…
Y yo lo amaba tanto…
Que llegué a confundir
La risa con el llanto,
La noche con el día…
Es que él era, mi propia vida,
Y todo el goce que produce
En el alma, la verdadera alegría.
Yo lo sentía mío, ¡solo mío!
Era el agua y el cauce de mi río…
Y yo lo amaba tanto…
Que cuando estaba con él
Mi vida era un vergel,
Y su caricia un delicado
Y perfumado clavel.
Él me aromaba con su aliento,
Mi piel y mis sentimientos,
Y yo a su lado no sentía más que amor,
¡Jamás dolor ni remordimiento!
El era el dueño absoluto
De mis fantasías y mis pensamientos…
Y yo lo amaba tanto…
Pero cuando él se marchó,
Mi mundo interior se derrumbó,
Vivía entre sus escombros,
Y no lograba salir del dolor y del asombro.
Fue tan grande y doloroso el desencanto,
Que yo era una mujer bañada en llanto,
Que no sabía ya como vivir
Y creí que en ese instante iba a morir.
Eran muchos los miedos
Y todo para mi era un ¡no puedo!
Pero nada de eso sucedió
Cuando sentí en mí, la presencia
Y el abrazo de DIOS,
Y su mágica voz que me decía…
El amor siempre es de a dos,
¡No te confundas MARÍA!
Que él no te ama, ni está ya en tu vida,
Fue tan solo una burda mentira,
Pero confía en mí, que yo te ayudaré
A curar TODAS tus heridas…
Pero yo lo amaba tanto… tanto…
Que hasta llegué a olvidarme
Que él era un hombre y no un santo.
MARÍA OFELIA REIMUNDO
5/7/2012 PM
ARGENTINA