Una a una fui contando
mis derrotas,
mi piel cansada, mis manos
fatigadas, volvía al lugar de nuevo
donde había dejado
las sombras del pasado,
los pensamientos oscuros,
tantos recuerdos, mis mejores momentos, pensaba yo,
mis derrotas;
lejos estaba el momento,
fui acuoso
volví de nuevo y encontre
mi otro yo consolando mi pena
al otro lado del lago,
contando y contando cada una de mis derrotas,
le contaba de mis mentiras, de mis engaños,
y mis falacias,
que envolví a muchas almas,
que las llevaba, regresaba y volvía;
que encontraba siempre
quien en mi creía.
cojones los que tuve cuando me di cuenta de lo
que hacía;
perro me llame,
y sentí lastima, mi otro yo me decía:
acaba ya de contar tus derrotas,
y deja que te acompañe
nada del pasado podras cambiar;
entonces le dije de ahora en adelante
quiero que los dos hagamos mi futuro.